Grandes áreas de tierra carecen de agua, lo que retrasa el desarrollo de semillas duras. Por tercer año consecutivo, La Niña ha afectado particularmente a los dos principales cultivos de Argentina, soja y maíz. La humedad del suelo está severamente limitada debido a las precipitaciones por debajo del promedio.
En este contexto, Argentina sembró alrededor de 6 millones de hectáreas de maíz y soja, un 40% menos que el año pasado, el número de hectáreas cubiertas es el más bajo desde 2000/2001.
En maíz se han sembrado 3,3 millones de hectáreas, el 32% de la superficie prevista, la menor para esta época del año, según datos oficiales analizados por expertos de la Bolsa de Rosario. Para la soja, los 2,8 millones de hectáreas plantadas es la superficie plantada más baja desde la siembra 2000/01.
El documento destaca: “Con más del 42% de las exportaciones entre los complejos de soja y maíz en 2021, el retraso en la siembra afectará la cosecha que veremos en unos meses”.
Consecuencias por la falta de lluvia
Con los compuestos de soja y maíz representando más del 42% de las exportaciones en 2021, el retraso en la siembra afectará la cosecha que veremos en unos meses. El potencial de soja en la región será el más bajo en 12 años por retrasos en la siembra por vencimiento de la Guía de Estrategia Agrícola, con 76% de la superficie base de soja de alta calidad sembrada fuera del período de máximo potencial. Como resultado, el potencial de rendimiento del se ajusta a la baja. Aunque las lluvias recientes han traído alivio a muchas áreas de producción, el 75% de la región Pampeana no ha recibido suficientes lluvias recientemente.
En este caso, aunque la mayoría tratará de mantener el programa de siembra de maíz y soja propuesto, su sostenibilidad dependerá de las lluvias en las próximas semanas y el potencial de que se desvíen más tierras para la siembra de soja.
Este cambio potencial afectará la producción agroindustrial y las exportaciones de manera diferente. Por un lado, si tomamos el promedio de los últimos cinco años, encontramos que una hectárea de maíz rinde ocho toneladas, mientras que una hectárea de soya rinde tres toneladas. En otras palabras, la producción de granos casi se ha triplicado, por lo que la sustitución resultará en menos contratos en servicios y fletes y otras industrias relacionadas.
De igual forma, el maíz significa mayor inversión en materias primas. Plantar una hectárea de maíz básico cuesta un promedio de $767 en inversión inicial, siembra y fumigación, mientras que plantar una hectárea de soja le cuesta $461, una reducción del 40%.