Partidarios del expresidente Bolsonaro irrumpieron en el Congreso, el palacio presidencial del Planalto y la sede de la Corte Suprema de Brasil tras saltar vallas de seguridad y barreras policiales.
El presidente Lula da Silva, quien derrotó a Bolsonaro en una disputada elección el año pasado, anunció que la intervención de la seguridad federal durará hasta el 31 de enero después de que la policía de la capital fuera abrumada inicialmente por los manifestantes.
En una conferencia de prensa, culpó a Bolsonaro y se quejó de la falta de seguridad en la capital, argumentando que las autoridades habían permitido que «fascistas» y «fanáticos» se descontrolaran.
«Estos saboteadores pueden llamarse nazis fanáticos, estalinistas fanáticos… Fascistas fanáticos, hicieron algo que nunca se había hecho en la historia de este país”, dijo Lula, quien se encuentra de visita oficial en el estado de Sao Paulo.
«Cualquiera que lo haga será encontrado y castigado».
La manifestación de miles de Partidarios del expresidente Bolsonaro, vestidos de amarillo y verde, que causó daños en la capital fue el resultado de meses de tensión después de las elecciones y evocó los incidentes ocurridos hace dos años cuando seguidores del expresidente Donald Trump irrumpieron en el Capitolio de Estados Unidos.
Los manifestantes causaron daños en la capital durante su protesta, arrojando muebles por ventanas rotas en el palacio presidencial, inundando partes del Congreso con un sistema de riego y saqueando salas ceremoniales del Tribunal Supremo.
Durante casi seis horas, Bolsonaro no hizo ningún comentario sobre el caos en Brasilia antes de publicar en Twitter que rechazaba las acusaciones de Lula en su contra. El expresidente, que ha hablado poco en público desde su derrota electoral, también señaló que las manifestaciones pacíficas son parte de la democracia, pero que invadir y dañar edificios públicos «va más allá de lo aceptable».
