Mientras la Inteligencia Artificial acapara los titulares con sus avances, los robots, menos mediáticos, se centran en transformar el mundo. La destrucción de la selva amazónica mediante la tala y quema para la agricultura contribuye al devastador impacto del cambio climático. Desde 1985, se estima que más de 870.000 km² de la selva han sido talados, equivalente a un área mayor que Francia, Reino Unido y Bélgica combinados. Con una pérdida masiva de árboles, la región se calienta rápidamente. YuMi, un robot, busca cambiar esta situación.
«El Amazonas está en peligro y necesitamos tecnología, ciencia y conocimiento local para salvarlo. Debemos actuar rápidamente y combinar alta tecnología y conservación para marcar la diferencia. El robot puede ser una herramienta valiosa para acelerar la reforestación en áreas de alta deforestación, pero debemos ser selectivos y utilizarlo estratégicamente», explica Dennis del Castillo Torres, director de Investigación de Gestión Forestal del Instituto de Investigación de la Amazonia Peruana.
Asimismo, el proyecto piloto de YuMi, desarrollado por ABB Robotics en colaboración con la ONG Junglekeepers, muestra el potencial de la tecnología en la nube para agilizar, optimizar y ampliar la reforestación. Su objetivo es proteger más de 22.000 hectáreas de selva amazónica, equivalente a aproximadamente 20.000 campos de fútbol, y revertir la deforestación. YuMi, un cobot colaborativo de ABB, automatiza las tareas de plantación en un entorno de laboratorio en la jungla, permitiendo que los voluntarios de Junglekeepers dediquen su tiempo y recursos a labores de mayor impacto.
Por otra parte, mediante la tecnología RobotStudio Cloud, los encargados de YuMi pueden simular, optimizar e implementar la programación del cobot en la jungla, todo ello desde la ciudad de Västeras, Suecia, a una distancia de 12.000 kilómetros. Esto convierte a YuMi en el robot más remoto del mundo.
En un laboratorio remoto en la Amazonia peruana, YuMi realiza un trabajo crucial al automatizar el proceso de siembra de semillas, que normalmente se realiza de forma manual. Este cobot excava, planta las semillas, compacta el suelo y las marca con etiquetas codificadas por colores. Cada día, YuMi puede reforestar un área equivalente a dos campos de fútbol, lo que significa que 100 unidades podrían proteger más de 20.000 hectáreas en menos de un año. Después de la instalación, YuMi opera de manera autónoma, solo requiriendo intervenciones puntuales según sea necesario. Esta automatización libera a los guardaparques para realizar tareas más importantes, al tiempo que se encarga de las labores repetitivas.
Además, según Moshin Kazmi, cofundador de Junglekeepers, hasta el momento hemos perdido el 20% del área total de la selva amazónica. Tener a YuMi en nuestra base nos brinda la oportunidad de explorar nuevas formas de abordar los desafíos. El cobot acelera y amplía nuestras operaciones, impulsando nuestra misión hacia adelante.