La semana pasada, la policía de moralidad del gobierno de Irán arrestó y torturó a una mujer iraní, Mahsa Amin, por no usar un hiyab correctamente, el mismo día que fue llevada al hospital con sospecha de un ataque al corazón. Ella quedó inconsciente y murió a causa de sus heridas unos días después.
Este hecho no ha pasado desapercibido, y desde entonces miles de personas han salido a las calles, encabezadas por mujeres, para protestar contra la brutalidad policial y la falta de libertad en el país. Como es común en estos días, la convocatoria se dio en las redes sociales. En Irán están bloqueadas las aplicaciones como Twitter y Facebook, solo se puede ingresar por medio de una VPN.
Las protestas contra el régimen de Ali Khamenei estallan cuando una joven kurda muere. Según Amnistía Internacional y otros grupos de derechos humanos, la policía intento disuadir usando balas y perdigones contra los manifestantes, dejando al menos 31 personas muertos en choques con las fuerzas de seguridad iraníes durante las protestas
«El pueblo de Irán ha salido a las calles para lograr sus derechos fundamentales y su dignidad humana (…) y el gobierno está respondiendo a su protesta pacífica con balas», dijo su director Mahmood Amiry-Moghaddam en un comunicado, en el que publicó un número total de muertos tras seis días de protesta.
El régimen iraní bloqueó el acceso internet en casi todo el país, para intentar contener las protestas. Esta no es la primera vez que Irán cierra el acceso a la señal, en 2019 implemento la misma solución para parar otra protesta.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en un discurso ante la Asamblea General de la ONU el miércoles dijo que «estamos con los valientes ciudadanos y las valientes mujeres de Irán que en este momento se están manifestando para asegurar sus derechos básicos».